EL (DINERO) CULPABLE DE LA POBREZA EN EL MUNDO
. Para algunos el mundo no es más que una rueda que utilizan para amasar dinero. Los que rigen el destino, los que tienen el poder, los que mueven los hilos, los que nos quieren joder....
. El dinero nos hace seres despreciables, seres que venden todos y cada uno de sus principios por unas monedas. . Nada nos hace más felices que el dinero, nos hace crecernos más, nos hace vernos mas grandes, más fuertes y más guapos cuando nos miramos en el sucio espejo que muestra el reflejo de esta asquerosa sociedad.
El dinero, y, por extensión el poder, nos transforma en inmundas alimañas que actúan con una especie de instinto egoísta, una especie de instinto que nos lleva a matarnos con tal crudeza que hasta el animal más salvaje parece más civilizado. Nos masacramos para poder rebuscar en los bolsillos de los cadáveres, para poder sujetar en nuestras asquerosas garras cuatro céntimos manchados de sangre. El dinero es el fin último de toda guerra.
Masacrar poblaciones enteras, países, para poder robar sus riquezas. Asesinas, explotar, esclavizar, tiranizar a millones de personas para que su trabajo, su esfuerzo, su sudor se transforme en billetes para alguien que está a 8.000 kilómetros sentado en su despacho, con su puro en una mano, su copa de whisky en la otra y su puto mercedes en el garaje.
Está claro que el dinero da poder en esta sociedad en que cuanto más tienes más eres, y si no tienes nada tu vida no vale nada. Está claro que el poder nos cambia. . El dinero corrompe. Es un hecho, una verdad que ha quedado demostrada desde el principio de la civilización, por eso los que luchamos, hemos entendido mejor que nadie que lo mejor que puede hacerse con el poder, y para ello debe hacerse con el dinero, es destruirlo...
... o eso, o que nos destruya él a nosotros. Hasta el final. Morir o matar.
En el norte está el dinero, en el sur la miseria. En el norte hay calidad de vida, en el sur ni siquiera muerte digna.
No solo vemos en las palabras norte-sur, sino también en lo referente a la vida en cada uno de los hemisferios, en las condiciones en que se encuentra la gente. En el sur la gente se encuentra sumida en la pobreza, muere de hambre, de enfermedades que para nosotros no son más que una molestia.... son cosas que existen también en el norte, no nos engañemos, pero en una medida infinitamente menor.
El sur para nosotros no es una parte del mundo. Sus habitantes no los consideramos personas con derechos. Para nosotros el sur es:
-Nuestra fuente de materias primas.
-Nuestro vertedero.
-Nuestro recurso para instalar industrias.
-Nuestro, digamos, mercado de esclavos.
Me produce vergüenza ver como el dinero degrada a millones de personas simplemente a unas caras demacradas que vemos de vez en cuando en el telediario. De cuando en cuando recordamos que son personas y damos tres o cuatro pesos,dolares ó euros para el “tercer mundo”, y luego nos sentimos mejor.
Pero es el dinero, el comercio, la deuda externa, la economía internacional la que degrada a esos países a un trozo de tierra extraño y desamparado que no le importa a nadie. La forma más fácil y barata de obtener materias primas es mantener a unos países sumidos en la miseria o en una guerra permanente que provoque caídas en los precios o una necesidad urgente de dinero que deja los precios por los suelos, consiguiendo así una compra barata de materias primas, pero también empobreciendo aún más a los países a los que se les compra.
Y el G-8, y todas esas mierdas de organizaciones de países ricos no hacen más que frotarse con fajos de billetes mientras miles de personas mueren al día de hambre o de enfermedades tan simples como la gripe, y miles de niños nacen condenados a una vida de esclavitud, o simplemente a una muerte prematura. Mientras, los grandes mandatarios mundiales se reúnen entre copas y puros, pensando en el momento en que llegarán a casa y comenzarán a revolcarse por sus caras alfombras persas. Personas que toman decisiones que saben que empobrecerán a millones de personas, y que pueden dormir tranquilos por las noches entre sus caras sábanas de seda. . Si el precio de la riqueza es convertirse en un ser despreciable, egoísta, insensible y avaro, prefiero vivir en un infierno pero seguir teniendo un mínimo de consideración por la gente que me rodea, y por todo ser vivo, cuyo derecho a la vida no debe ser violado por nadie.
No debería existir el “tercer mundo”. No habría de existir un “ser humano de rango bajo”. Todos los seres humanos somos iguales, y deberíamos tratarnos como a iguales. El maldito comercio debería ser justo con todas y cada una de las personas que viven en este mundo. Si desapareciese este abuso y estafa, muchos de los países sumidos en la miseria podrían recuperarse mediante la exportación de las materias primas que tienen, esas que ahora mismo son prácticamente robadas o saqueadas. Pero claro, eso no les importa a esos malditos llamados empresarios y políticos que prefieren su dinero a las vidas de millones de personas.
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